

Si tus pensamientos relativos al peso no cambian, aun cuando pierdas los kilos que te atormentan, persistirá tu necesidad inconsciente de recuperarlos. No importa tanto la rapidez con que adelgaces como tu capacidad de hacerlo de forma holística: no sólo tu cuerpo sino también tu mente y tus emociones deben «perder peso».
Aprender a perdonarse uno mismo y a disculpar a los demás constituye el mayor regalo que te puedes hacer en tu camino a la pérdida de peso consciente. El perdón es un gesto fundamental, pues todos cometemos pequeños y grandes errores, como también realizamos pequeños y grandes juicios condenatorios de los demás. El objetivo de esta lección es ayudarte a explorar cualquier falta de perdón por tu parte para aligerar el exceso de peso que te oprime el corazón.
En cualquier caso puedes elegir como interpretar las acciones de los demás, por ejemplo: Sí, una amiga te hace un comentario cruel; pero en el fondo de su corazón se siente tan sola y perdida como cualquiera. Tu amiga te quiere; sólo se desconectó de su amor en el momento de hacer la observación hiriente. La elección siempre está ahí, consciente o inconsciente, tal vez quieras centrarte en la tragedia (el comentario desagradable de tu amiga, su error, su traición), pero si lo haces, no podrás escapar de la experiencia emocional de quedar a atada a sus palabras. En cambio, si optas por perdonar, te colocarás por encima de las tragedias del mundo material.
Todos estamos hechos de amor y sin embargo nadie se salva de cometer errores, cuando dejas de sobrevalorar las equivocaciones de los demás, las tuyas pierden importancia.
El perdón es una medicina preventiva que te indica estar muy lejos de la perfección y te arranca el recuerdo de tu ser divino. Una vez en ese estado, es muy fácil que te convenzas de que los demás tampoco son perfectos en su divinidad.
El mantra de la mentalidad del miedo es culpa, culpa y más culpa. Te lanza de pleno a la conciencia enjuiciadora (que te lleva a juzgarte a ti mismo y los demás) y te condena a un columpio emocional que oscila entre el amor y el pánico. Sólo «colocándote por encima» del drama lograrás habitar tu cuerpo de forma más armónica. Tu organismo no fue creado para soportar la carga del apego excesivo que sientes hacia él, sino como recipiente de la luz de tu espíritu. Recuperará con facilidad su perfecto funcionamiento cuando recuerdes la perfección que existe en todo ser humano.
El perdón es algo más que un gesto admirable. Es la clave para llevar una vida recta y en consecuencia para sanar.
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