

Esta lección habla del proceso de desintoxicación emocional que tiene lugar cuando pierdes mucho peso. En algún momento del viaje, los sentimientos que habías negado, reprimido o bloqueado en tu interior empezarán a manifestarse para que puedas liberarlos.
Las emociones simplemente son. Ahora bien, eso no significa que no duelan. Una cosa es saber que el sufrimiento forma parte inexplicable del viaje humano, y otra muy distinta vivir dentro del sufrimiento para siempre.
¿Cómo va a ser agradable volver a sentir emociones que llevas años intentando tragar? La obligación de afrontarlas, elaborarlas y, en último término, aceptarlas, se vive dentro de tu alma. Posee una función positiva: quema la enfermedad.
¿Cuántas veces le hemos dicho a alguien que necesita «soltar unas lágrimas«? Y así es. Llorar es uno de los ingeniosos mecanismos del cuerpo para limpiarse, puesto que a través de los lacrimales se liberan toxinas. El único modo de curar la tristeza es sentirla en toda su magnitud. En ausencia del sentimiento, perdemos la posibilidad de sanar.
Los problemas deben salir por la misma puerta que usaron para entrar. La grasa es algo más que tejido celular inerte. Constituye el depósito de pensamientos y sentimientos distorsionados que no tenían otro sitio adonde ir. Si te libras del tejido graso pero no abordas su origen psíquico, tal vez los kilos de más desaparezcan, pero la memoria de ellos permanecerá. Y esa huella psíquica, con el tiempo, atraerá más grasa en la que expresarse en forma de materia. No basta con «perder esos kilos de más». Tienes que perder el peso emocional que se agazapa bajo la grasa.
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